• Revisar semestralmente las instalaciones eléctricas y de tuberías para prevenir los accidentes y evitar a tiempo las posibles roturas, sobre todo si se trata de una casa con algunos años de antigüedad.
• Contratar a profesionales que realicen el mantenimiento del hogar. Realizar los trabajos uno mismo es una opción más económica pero a la larga el problema podría agravarse.
• Revisar el funcionamiento de equipos como la refrigeradora, la lavadora, el calentador de agua o lavavajillas. Estos electrodomésticos suelen presentar señales anticipadas de fallo por lo que podrás arreglarlos o reemplazarlos antes de que causen un daño mucho más serio.
• Cuidar el jardín evitando que las ramas o las raíces de los grandes árboles crezcan y hagan daño a la estructura de la casa o a la de nuestros vecinos.
• Proteger los puntos débiles de la casa, sobre todo en caso de lluvias fuertes. Si sellas las puertas, las ventanas y las chimeneas podrás evitar las inundaciones internas que suelen causar graves daños a los muebles.
• Limpiar con frecuencia techos y alcantarillas esto ayudará a evitar acumulaciones y por lo mismo propagación de animales.
• Fumigar la casa por lo menos cada seis meses para evitar insectos y roedores.
• Limpiar a profundidad los vidrios de la casa por lo menos una vez al mes, esto evitará se cree el famoso ojo de pescado o manchas difíciles de eliminar.
• Planificar un presupuesto anual que cubra los gastos imprevistos del hogar como los pequeños trabajos de plomería, jardinería o de electricidad.
Recuerda que solucionar el problema a tiempo será siempre la opción más económica y más beneficiosa para todos.